El complejo Casa Benigalip ofrece la posibilidad de celebrar tu boda íntegra en sus instalaciones, sin necesidad de salir del mismo.
Disponemos de todos los equipamientos para ello, empezando por un complejo donde se puede alojar tu familia ese día, una pequeña capilla para una ceremonia Cristiana o diferentes lugares con encanto en sus jardines para la celebración de una ceremonia civil.
Disponemos también de diferentes zonas para la realización del cóctel de bienvenida, el convite general y las zonas para la fiesta con tus invitados.
Cada pareja es diferente, cada boda es diferente, por eso en Casa Benigalip trabajamos codo con codo con vosotros para ofreceros un amplio abanico de posibilidades y ayudaros a definir qué es lo que más os gusta.
Tenemos 15 tipos de distribuciones estandarizadas para desarrollar tu boda en nuestras instalaciones, pero estamos abiertos a que nos conozcas, que camines por nuestros espacios y que si encuentras un rincón que te enamore, podamos adaptarlo para hacerlo tuyo en tu boda.
No debemos dejar de mencionar nuestra extensa cartera de proveedores de servicios relacionados con tu evento, desde la mejor empresa de restauración, los detalles florales o la animación para los más pequeños.
Vicent Baydal
Universitat Jaume I
Aunque habitualmente se piense que la edad media fue una época de oscuridad y atraso, en muchos aspectos constituyo un momento de mucha mayor libertad y apertura que los siglos sucesivos. No en vano, la Inquisición es fundamentalmente un fenómeno de transición hacia la edad moderna, a partir de finales del siglo XV, e igualmente, la Contrarreforma llegaría un poco después, durante la segunda mitad del siglo XVI. En el caso concreto del matrimonio, por ejemplo, durante toda la edad media se consideró un contrato entre privados y podía ser efectuado con la misma validez por un clérigo que por un notario. Eso cambiaría en los países católicos a partir del Concilio de Trent de 1565, que estableció que solo un retor podía formalizar el matrimonio, una situación que en muchos lugares ha perdurado hasta el siglo XX, hasta hace unas pocas décadas.
Volviendo a la edad media, además de a los matrimonios oficiados por un clérigo o por un notario, también hay constancia de uniones simplemente hechas por particulares, sin recurrir a la autoridad eclesiástica ni notarial, aunque sabemos muy pocas cosas, ya que no hay estudios específicos sobre la cuestión. Con todo, en el caso valenciano, tanto un compañero historiador, Iván Martínez, como yo mismo, encontramos en los protocolos notariales medievales un par de documentos que dejaban constancia de esa unión matrimonial ejercida por particulares. Encontramos el caso de dos parejas de “l’Horta” de Valencia que se habían casado en su pueblo, ejerciendo la ceremonia y siendo testigos otros vecinos de la localidad, y después habían ido al notario para dejar constancia de la celebración parece que por si un caso, para dar más validez a la ceremonia, ya que las autoridades no acababan de ver con buenos ojos aquellas uniones legitimadas simplemente por la fuerza de la comunidad y que escapaban de alguna manera de la oficialidad.
Y resulta que aquellos dos documentos que encontramos en los protocolos notariales valencianos del siglo XV explicaban que los matrimonios se habían celebrado delante de un grupo de familiares y amigos, debajo de una algarrobo… En consecuencia, como dijo el alcalde de Cullera, parece que, en efecto, no hay cosa más valenciana que casarse debajo de un algarrobo. Así se hacía por lo menos ya en el siglo XV. Lamentablemente, ni Iván Martínez ni yo mismo tomamos nota de aquellos dos documentos, ya que investigábamos otros asuntos y simplemente los leímos de pasada. No obstante, un día, comentando casos de hechos aparentemente anecdóticos que habíamos encontrado en el archivo, salió a la luz aquella manera civil de casarse, practicada en la Valencia medieval.